viernes, 23 de diciembre de 2016

LOS ACTOS HUMANOS, CONCIENCIA MORAL



LOS ACTOS HUMANOS, CONCIENCIA MORAL



Acto humano.



Con el término «acto humano» se quiere designar el obrar propio del hombre que, en cuanto tal, puede convertirse en objeto de valoración moral.


Las estructuras del obrar humano.- El acto humano exige por tanto un juicio moral. En esta perspectiva, el acto humano se relaciona estrechamente con el mundo interior de la persona, captada en toda la riqueza de su dinamismo expresivo. Se trata, por consiguiente, de un momento de un amplio proceso de autorrealización personal.


Los elementos de definición del acto humano.- En la raíz de la valoración moral del obrar están los elementos de conocimiento y de libertad, a los que hay que añadir, en la visión cristiana, la realidad de la gracia. Los tres interactúan entre sí sobre todo según un dinamismo unitario, que, en cierta medida, puede descomponerse. 


Todavía resulta más misteriosa la influencia de la gracia, que actúa en lo más profundo del hombre como elemento que respeta el conjunto de los datos naturales y que interactúa al mismo tiempo sobre ellos, estimulando al hombre al ejercicio de la caridad como autoentrega de sí mismo a Dios y a los hermanos.


El juicio moral del acto humano es, por consiguiente, el resultado de una aplicación correcta de los diversos criterios, sin olvidar por otra parte la prioridad de la persona y de su mundo interior.


Conciencia moral.


Conciencia moral es el proceso psíquico relacionado con la constitución del ideal del yo y del súper yo. Es el juicio de la razón por el cual la persona humana reconoce el bien y el mal en el acto concreto que ha realizado anteriormente, que está haciendo en este momento, o que piensa realizar más adelante.



TIPOS DE CONCIENCIA MORAL






a) Conciencia antecedente y consecuente.


La conciencia antecedente juzga un acto humano que se va realizar en el futuro, mandándolo, permitiéndolo, aconsejándolo o prohibiéndolo, la conciencia consecuente es lo que aprueba o desaprueba una acción ya realizada por el varón o mujer, produciéndole tranquilidad o satisfacción después de una acción buena y remordimiento y angustia después de una acción mala.


b) Conciencia verdadera y conciencia erronea.


La conciencia verdadera o recta, es aquella que juzga con verdad la calidad moral de un acto humano. La conciencia moral, para ser racional y perfecta, debe ser verdadera es decir, solo debe inspirarse en buenas intenciones y juzgar conforme a la verdad.


La conciencia errónea, es lo que no alcanza la verdad sobre la calidad moral de la acción, La verdadera causa fundamental del error de conciencia errónea es la ignorancia.


c) Conciencia cierta, posible y dudosa.


La conciencia cierta es aquella que juzga con firmeza y seguridad el que un acto humano sea bueno o malo. Solo la conciencia cierta es regla moral quien actúa en contra de ella obra mal necesariamente, porque contradice la exigencia moral conocida.


La conciencia probable es aquella que se produce cuando no existe la seguridad entre lo que se puede y lo que se debe hacer. Ella, escoge salir del error antes de obrar, hay que tener en cuenta que quien está ante un dilema debe investigar más antes de llevar a cabo una acción.


La conciencia dudosa es la suspensión de juicio, por carencia de razón suficiente, para tomar una decisión, la conciencia dudosa es ilícita. El que obra con duda positiva ya sea fundada en razón o sospecha sobre si el acto es nulo se expone voluntariamente a obrar mal. Por ello debe resolver la duda antes de actuar.


d) Rectitud de la conciencia moral.


La dignidad de la persona humana implica y exige la rectitud de la conciencia moral, que comprende la percepción de los principios éticos y su aplicación a las vivencias concretas de la vida del hombre y de la mujer mediante una deformación de lo que es bueno y lo que es malo. La condición de acto bueno o acto malo establecido por nuestra particular capacidad de razonar es reconocida gracias al análisis prudente de la conciencia.  
      “la persona debe actuar por tanto con conciencia moral verdadera y cierta“

LA VIDA, LA FAMILIA Y LOS VALORES



LA VIDA, LA FAMILIA Y LOS VALORES





 La vida


La vida es un derecho universal, es decir que le corresponde a todo ser humano. Es un derecho necesario para poder concretizar todos los demás derechos universales. El derecho a la vida significa tener la oportunidad de vivir nuestra propia vida. Si no hay vida, no tiene sentido que existan los demás derechos fundamentales.


Por ello la vida es sagrada desde su misma concepción. El ser humano embrionario es una persona entera, con toda su inherente dignidad. Y es por tanto sujeto del acto médico, y titular derechos naturales, inviolables e inalienables, entre ellos el derecho a la vida misma. Por dicha razón su eliminación física es un asesinato, y como tal es penalizado en todo el mundo civilizado. Porque favorecemos la vida, y desde su génesis, rechazamos el aborto. El homicidio no deja de serlo cuando se disfraza de? suicidio asistido y se le pone el nombre griego de? eutanasia, como se practica legalmente hoy en algunos países.


La vida es el derecho más importante para los seres humanos. La vida tiene varios factores; la vida humana en sus formas corporales y psíquicas, la vida social de las personas por medio de la cual estos realizan obras en común y la vida de la naturaleza que relaciona a los seres humanos con las demás especies vivientes.


La protección a la vida no solo trata de impedir la muerte de una persona, sino toda forma de mal trato, que haga su vida indigna, matándolo de a poco, o haciendo de su vida un martirio. Así atentan contra la vida, el genocidio (actos destructivos de un grupo por su nacionalidad, religión, raza o etnia) la desaparición forzada de personas (práctica usual entre los gobiernos que ejercen terrorismo de estado, para secuestrar a sus enemigos políticos, torturarlos y muchas veces, matarlos) la esclavitud, las torturas, la fabricación de armas nucleares, y los malos tratos.


La familia


En primer lugar los padres son quienes tienen la responsabilidad de formar y educar a sus hijos, sin embargo, estos últimos no quedan exentos. Los jóvenes solteros, y aún los niños, comparten esa misma responsabilidad, pues en este camino todos necesitamos ayuda para ser mejores personas. Actualmente triunfan aquellos que se distinguen por su capacidad de trabajo, responsabilidad, confianza, empatía, sociabilidad, comprensión, solidaridad, valores que se aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida, según la experiencia y la intención de auto superarse.


La familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a la vida social.


Los valores


Los Valores familiares entre los miembros de una familia se establecen relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas.


Es bueno que haya democracia por lo que es mejor por medio del dialogo llegar a los valores que serán para la familia según las personas que las compongan. Teniendo en cuenta sus edades personalidad, culturas formas de pensar etc...


Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona. Entre otros destacan los siguientes:


1. Respeto

2. Dialogo (equivale a saber escuchar y saber hablar)

3.AMOR sobre todas las cosas (no perder el sentido de amor así hayan discusiones)

4. Valorar las diferencias (cada ser humano que la compone tiene mucho que aportar)

5.Igualdad, es decir nadie es más ni menos que nadie en una familia.

6. Intimidad

7. Hacer cosas juntos, que aporten a la espiritualidad, a los valores, a la recreación.

8. Calidez, ternura, buen trato.

9. Sinceridad.

10. Ser amigos, sentir propiedad por su casa, que se sientan un equipo.




LA ETICA Y LA MORAL


LA ETICA Y LA MORAL

La palabra ética proviene del griego êthos y significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se habita. Posteriormente, Aristóteles afinó este sentido y, a partir de él, significó manera de ser, carácter.

                                                  


La palabra moral proviene del griego moralis, y significaba costumbre. Con la palabra moralis, los romanos recogían el sentido griego de êthos: las costumbres también se alcanzan a partir de una repetición  de actos. A pesar de este profundo parentesco, la palabra moralis tendió a aplicarse a las normas concretas que han de regir las acciones.

                                                 
 
Así, pues, desde la etimología, hay poca diferencia entre ética y moral: una y otra hacen referencia a una realidad parecida. Pero hoy, pese a que a menudo se usan de manera indistinta como si fuesen sinónimos, se reconoce que tienen significados divergentes.

La moral es un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a dirigir la conducta de los humanos. Estos juicios se concretan en normas de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus actos, su práctica diaria. Ahora bien, ni las normas o códigos morales se proclaman como el código de circulación, ni cada persona asume o incorpora automáticamente el conjunto de prescripciones y prohibiciones de su sociedad, ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal. Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y respuestas sobre qué debemos hacer si queremos vivir una vida humana, es a decir, una vida no con imposiciones sino con libertad y responsabilidad. 

La ética, por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como filosofía de la moral, se encuentra en un nivel diferente: se pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros comportamientos; compara las pautas morales que tienen diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación; investiga lo qué es específico del comportamiento moral; enuncia principios generales o universales inspiradores de toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique aquello por el que merece la pena vivir.

La moral da pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son distinguibles, son complementarias. Del mismo modo que teoría y práctica interaccionan, los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento incide alterando los mismos principios.