LOS ACTOS
HUMANOS,
CONCIENCIA MORAL
Acto humano.
Con el
término «acto humano» se quiere designar el obrar propio del hombre que, en
cuanto tal, puede convertirse en objeto de valoración moral.
Las
estructuras del obrar humano.- El acto humano exige por tanto un juicio moral.
En esta perspectiva, el acto humano se relaciona estrechamente con el mundo
interior de la persona, captada en toda la riqueza de su dinamismo expresivo.
Se trata, por consiguiente, de un momento de un amplio proceso de autorrealización
personal.
Los
elementos de definición del acto humano.- En la raíz de la valoración moral del
obrar están los elementos de conocimiento y de libertad, a los que hay que
añadir, en la visión cristiana, la realidad de la gracia. Los tres interactúan
entre sí sobre todo según un dinamismo unitario, que, en cierta medida, puede
descomponerse.
Todavía
resulta más misteriosa la influencia de la gracia, que actúa en lo más profundo
del hombre como elemento que respeta el conjunto de los datos naturales y que
interactúa al mismo tiempo sobre ellos, estimulando al hombre al ejercicio de
la caridad como autoentrega de sí mismo a Dios y a los hermanos.
El juicio
moral del acto humano es, por consiguiente, el resultado de una aplicación
correcta de los diversos criterios, sin olvidar por otra parte la prioridad de
la persona y de su mundo interior.
Conciencia moral.
Conciencia moral es el proceso psíquico relacionado
con la constitución del ideal del yo y del súper yo. Es el juicio de la razón
por el cual la persona humana reconoce el bien y el mal en el acto concreto que
ha realizado anteriormente, que está haciendo en este momento, o que piensa
realizar más adelante.
TIPOS DE
CONCIENCIA MORAL
a)
Conciencia antecedente y consecuente.
La conciencia antecedente juzga un acto humano que
se va realizar en el futuro, mandándolo, permitiéndolo, aconsejándolo o
prohibiéndolo, la conciencia consecuente es lo que aprueba o desaprueba una
acción ya realizada por el varón o mujer, produciéndole tranquilidad o
satisfacción después de una acción buena y remordimiento y angustia después de
una acción mala.
b)
Conciencia verdadera y conciencia erronea.
La conciencia verdadera o recta, es aquella que
juzga con verdad la calidad moral de un acto humano. La conciencia moral, para
ser racional y perfecta, debe ser verdadera es decir, solo debe inspirarse en
buenas intenciones y juzgar conforme a la verdad.
La conciencia errónea, es lo que no alcanza la
verdad sobre la calidad moral de la acción, La verdadera causa fundamental del
error de conciencia errónea es la ignorancia.
c)
Conciencia cierta, posible y dudosa.
La conciencia cierta es aquella que juzga con
firmeza y seguridad el que un acto humano sea bueno o malo. Solo la conciencia
cierta es regla moral quien actúa en contra de ella obra mal necesariamente,
porque contradice la exigencia moral conocida.
La conciencia probable es aquella que se produce
cuando no existe la seguridad entre lo que se puede y lo que se debe hacer.
Ella, escoge salir del error antes de obrar, hay que tener en cuenta que quien está
ante un dilema debe investigar más antes de llevar a cabo una acción.
La conciencia dudosa es la suspensión de juicio,
por carencia de razón suficiente, para tomar una decisión, la conciencia dudosa
es ilícita. El que obra con duda positiva ya sea fundada en razón o sospecha
sobre si el acto es nulo se expone voluntariamente a obrar mal. Por ello debe
resolver la duda antes de actuar.
d)
Rectitud de la conciencia moral.
La dignidad de la persona humana implica y exige la
rectitud de la conciencia moral, que comprende la percepción de los principios
éticos y su aplicación a las vivencias concretas de la vida del hombre y de la
mujer mediante una deformación de lo que es bueno y lo que es malo. La
condición de acto bueno o acto malo establecido por nuestra particular
capacidad de razonar es reconocida gracias al análisis prudente de la
conciencia.
“la persona debe
actuar por tanto con conciencia moral verdadera y cierta“
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